Aprender a Vivir Juntos

Queriendo contrarrestar la tendencia al individualismo a la insensibilidad por el otro, es necesario crear un clima de interculturalidad y equidad de género donde el estudiante sea miembro activo del grupo (escuela, familia, comunidad) es decir que sea capaz y tenga la voluntad de participar y cooperar en las aspiraciones y necesidades del mismo, con una apertura gradual al otro y a sus costumbres y después por medio de su participación directa en proyectos comunes.
La propuesta curricular propicia una práctica pedagógica que privilegia la participación activa y cooperativa de los estudiantes. En esta tarea, la labor del docente es generar situaciones favorables para la reflexión y la activación de los diversos procesos mentales y socio afectivas de los estudiantes.
La creación de un clima afectivo que fomente una relación de empatía y de respeto mutuo, que favorezca una amplia reflexión de los adolescentes y jóvenes, comprometiéndolos en una participación voluntaria para trabajar cooperativamente en interacciones de aprendizaje.
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